Una de las cosas más desagradables que le puede pasar a cualquiera es tropezarse cuando se está poniendo el calzoncillo y darse un leñazo contra el suelo. Evidentemente, este suceso es más probable si el calzoncillo tiene cables. Reproducimos el email que nos envió uno de nuestros clientes: “El jueves pasado, hacia las siete de la mañana, comencé a vestirme para ir al trabajo, y al ponerme el calzoncillo me tropecé con el cable del cargador del teléfono, perdí el equilibrio y caí al suelo, con tan mala suerte que me di un fuerte golpe en la cabeza y quedé conmocionado. Al levantarme sin haber recuperado del todo mis facultades mentoladas, me puse el pantalón sin el calzoncillo y me pillé la cola con la cremallera, hecho que me provocó grandes tormentos y alaridos porque la cremallera se quedó enganchada y era imposible moverla para adelante y para atrás. Presa del pánico, llamé a los bomberos, que tras varios intentos lograron desatascar la cremallera y liberar lo que llevo colgando, que no es poco. Una vez superado el infortunado trance, reflexioné sobre la causa del siniestro y me percaté de lo peligrosos que resultan los cables en las proximidades de los calzoncillos.” Después de leer este email, que nos dejó muy preocupados, analizamos los hechos y tomamos una decisión tajante: jamás fabricaremos calzoncillos con cables. Por si acaso.

 

       
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